Salud, Dinero, Amor y
Trabajo
(Los
cinco minutos del día)
En las vísperas de cada año
nuevo, muchísimas personas de todos los sexos, edades, estratos sociales,
creencias religiosas e inclusive niveles académicos, acuden fervientemente a
los amuletos, talismanes, ropa, rezos, conjuros, pócimas, aceites, velas y
fragancias, para que el próximo año les traiga principalmente “Salud, Dinero,
Amor y Trabajo”, tradicionalmente, en el Distrito Federal el mercado de Sonora se
satura de creyentes que gastan un pequeño capital con la esperanza de mejorar su
vida; la mayoría es presa de un rito que, según les dijeron, va a traerles “suerte”.
La humanidad siempre ha querido
saber que le depara el destino, por lo que las lecturas de cartas, del café, de
los huesos y la de mano, resultan indispensables en estas épocas, pero eso no es
algo nuevo, en la historia han existido adivinadores que con habilidad –más
en la conducta personal- que en cosas futuras, te dicen: “tendrás conflictos en tu trabajo con personas de poder”; “Una persona
muy querida, tendrá problemas de salud, que sino se atiende pueden agravarse”; “Habrá
la oportunidad de un negocio o promoción en el trabajo”; “Esa persona a la que
amas, se podría ir de tu lado, cuídate de los que te rodean, porque les tienen
envidia”; “a mediados del año podrás
hacer un viaje”, entonces para evitar tener conflictos en el trabajo, no desperdiciar
las oportunidades de negocio, por supuesto que no perder a la persona amada y,
poder ir de viaje a mediados del año, es necesario una buena limpia con pirul,
huevo y copal, y poner tres velas rojas a algún santo, para que todo lo que venga en
mi camino sea otorgado, "según la voluntad de dios", ¡hazme el favor! ¿Quién en su sano juicio se opondría a la voluntad de
dios? Y además, ya está escrito por dios.
No me imagino a Shakira en tanga roja, con el fin de
tener una mejor vida sentimental en el año próximo, en cuyo caso quien debió haberla
usado –sospecho- fue su pareja, para poder conseguirse ese forro de novia; no me
imagino al Presidente Peña Nieto,
barriendo a las meras 00:00 del 2013 la residencia oficial de los Pinos, para ahuyentar
las malas vibras; menos me imaginó a Mario
Vargas Llosa, el 1 de enero dándole un vuelta a la manzana de su casa, con
maletas, portafolio y neceser para que el año venidero traiga más viajes.
No me cabe en la mente
pensar que Josefina Vázquez Mota, le
atribuya su fracaso electoral del 2012, al hecho de no haber prendido la vela
amarilla el mismísimo 31 de diciembre de 2011; seria de risa pensar que en los
vestidores del Cruz Azul, el
director técnico les reclame a sus pupilos que no obtuvieron el campeonato, porque
no se comieron las doce uvas al momento de las doce campanadas que dieron
inicio al 2012.
Thomas
Jefferson, dijo “Yo creo
bastante en la suerte. Y he constatado que, cuanto más duro trabajo, más suerte
tengo.”, y creo que tiene razón, la suerte es, en esencia, producto del
trabajo, del esfuerzo, la dedicación y el amor que le ponemos a las cosas, estar
esperanzado a que el talismán, amuleto o brebaje haga las cosas por nosotros es
por demás ilógico.
Existen miles de libros que
hablan del éxito y cómo obtenerlo, también hay diversos autores que han escrito
sobre el éxito o como lograr las metas, en este punto debes detenerte y pensar.
Tú al igual que todos los demás, tenemos algunos propósitos, algunos muy
personales, otros profesionales, laborales e inclusive espirituales, pues bien,
identifica cuáles son tus metas, clasifícalas y te darás cuenta que cada uno de
tus objetivos requiere que lo abordes de distinta manera, así que no es lo
mismo querer ser mejor en tus relaciones personales, que obtener un ascenso en
tu trabajo, titularte o consagrar más tiempo a Dios, te darás cuenta que
cada meta u objetivo requiere siempre lo mismo, trabajo, dedicación y amor por
lo que haces.
Si llegaste hasta aquí, y tienes
ese deseo natural de rebatir por tus creencias, y estás ¡muy molesto! por lo
que has leído, y no porque el 31 de diciembre te pusiste calzones rojos que
estaban nuevos, pero que eran incomodísimos porque te los regalaron chicos, Elbert Hubbard dijo: "Todo hombre es un perfecto estúpido cinco
minutos por día cuando menos. La sabiduría consiste en no pasarse de este
límite". Dejemos a un lado todas esas supersticiones y pongámonos el
amuleto de la buena voluntad, el talismán del trabajo, prendamos una vela al
amor, oremos y demos gracias porque durante un año tuvimos algo que comer,
porque en el año que término tuvimos problemas en el trabajo y los superamos,
porque tuvimos salud, fuerza y voluntad.
Bueno, entonces hagamos un propósito
–tal vez el único-, que este año todo lo bueno que obtengan será producto de mi
trabajo, dedicación, empeño y amor que le puse a las cosas, y no por la vela que
encendí o por la pata de conejo, si encuentro el amor de vida, es porque soy
irresistible y, no por los calzones rojos chiquitos que me puse el 31 de
diciembre; y cuando las cosas no están en este mundo como yo las había
planeado, pensemos que tenemos otra oportunidad para volverlas hacer.
- Están dos compadres de pesca en la
laguna de Chápala, cuando después de varias horas de esperar a que picaran los
peces, sin haber tenido suerte, ven a una señora de avanzada edad que fatigada
no encuentra en donde poner tantos pescados, a lo que uno de los compadres
pregunta: ¿señora, señora? Cómo hace para pescar tantos.
La anciana contesta: en la mañana
cuando me levanto para venir a pescar levanto la sabana y observo el miembro de
mi esposo, si está sobre el lado izquierdo lanzo el anzuelo sobre el lado
izquierdo, y si está sobre el lado derecho lanzo sobre el lado derecho, y
pregunta el compadre ¿y si esta erecto? ese día no vengo a pescar mijito. – Así
de sencillo.
Rubén García Contreras
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