lunes, 21 de enero de 2013

Divorcio Incausado


Hace unas semanas tuvimos la oportunidad de ir en un viaje relámpago a la ciudad de Tlaxcala, los detalles de los partidos y sus resultados fueron comentados por todos, la mayoría de los participantes fueron y vinieron muy complacidos del viaje y de los juegos, los niños estuvieron muy contentos, porque además de jugar 2 partidos, comieron tacos, quebraron piñatas, les dieron dulces y por supuesto tuvieron la oportunidad de conocer a otros niños que comparten la misma afición por el beisbol.

Los padres que viajamos en autobús (rentado para ese fin), compartimos la camaradería de siempre y por supuesto las ocurrencias motivo del viaje. En el trayecto de ida, nos recetamos la película de Madagascar, esa donde andan en Europa.

De regreso, con el cansancio producto de 2 juegos, del sol de medio día y de un kilo de tierra en los zapatos, propiedad de la liga anfitriona, nos trepamos al autobús para regresar a casa, en la venida se dispuso que la película no fuera infantil, para lograr que los niños durmieran, y así el chofer saco de su cineteca la película “A prueba de fuego”.

La película toca el tema de los matrimonios o parejas en problemas, visto desde la perspectiva del cristianismo, la trama es sencilla y predecible, una pareja joven que se casaron enamorados, que por dificultades de la convivencia diaria están a punto del divorcio, las amistades y los familiares de cada uno, toman posiciones en la disputa, unos a favor otros en contra, la mayoría apoyan la inteligente decisión del divorcio, como el único medio para concluir esa vida de martirio, abuso e injusticias, que son atribuidas –por supuesto- al otro cónyuge, ese/a “que no te merece”.

Ni el cristianismo (y creo que ninguna religión) aprueban el divorcio, porque esto va en contra de su filosofía y sus principios, para el cristianismo la unión familiar es el motor de la vida, es un sacramento, una presencia viva de dios en el hogar que da a los esposos la gracia y la iluminación para cumplir su misión.

Pero seguimos con la película, por su parte, el padre del esposo en conflicto, hace una auscultación con su hijo y lo cuestiona sobre los principios de su relación, los sentimientos que tenía y los que aun tiene por su esposa, los problemas que tienen, y le pregunta si “¿alguna parte de ti quiere salvar tu matrimonio?” y al final le recomienda o aconseja tomar las cosas con calma, posponer el trámite de divorcio y someterse a una dinámica de 40 días, que asegura salvó su matrimonio –que también estaba acabando- y le ayudara a comprender a su pareja y por lo tanto a salvar su propia relación.

La mayoría de las parejas, ocultamos hablar de cómo se encuentra nuestra relación  sentimental, en algunos casos pretendemos darle a nuestra vida en pareja esa imagen que la mayoría espera ver de nosotros, por diversos motivos, no acudimos a personas con experiencia para que nos ayuden o aconsejen a sobrellevar esas discusiones, menos reconocemos en Dios la posibilidad de sanar nuestro espíritu y guiarnos por la verdad, por lo que los problemas en un corto plazo crecen y se vuelven inmanejables para dos personas llenas de desilusiones, sentimientos, corajes y frustraciones añejadas.

En la ciudad de México, nos congratulamos de tener un trámite de divorcio administrativo muy ágil, moderno, con el cual pretende darle a la persona una libertad plena en la búsqueda de su satisfacción individual, dicen –los que saben- es lo más avanzado en Derecho Familiar, ya que para su procedencia basta la sola voluntad de una de las partes que de manera unilateral y expresa da por terminada la relación conyugal, sin tener que acreditar alguna causal para la disolución del vinculo matrimonial, como abogado, creo que efectivamente es un avance importante, al reducir la tramitología legal que implicaba acreditar una causal de divorcio, con testigos, confesionales, documentales (públicas y privadas) y tan pruebas, por lo que con estas nuevas disposiciones se reduce el tiempo en el juzgado y se aumenta la recaudación vía honorarios, emolumentos, ganancias, gastos y propinas a funcionarios, además de que con ello se lograr una justicia más democrática, porque no se necesita ser un estudioso del Derecho Familiar para presentar con éxito una solicitud de Divorcio Incausado.

Sin embargo, es mi deber reconocer que con estas disposiciones legales hemos reducido el matrimonio e indirectamente a la familia al grado de un noviazgo de secundaria –que inicia y termina en los ánimos de los enamorados, hoy sí, mañana no-, me cuesta trabajo reconocer como un avance moderno del Estado la disolución exprés del matrimonio, cuando precisamente los gobernantes deben buscar los medios para la perpetuación de la esencia social, aplaudir unas disposiciones en las que se soslaya la conservación del núcleo familiar, es difícil de entender, tampoco reconozco como apropiado el anterior sistema de “causales” que provocaban, entre otras cosas, el encono entre los cónyuges y sus familias, además del desgaste económico y emocional para las partes; considero entonces que debemos buscar un justo medio entre lo “anacrónico” y lo “avanzado”.

Te recomiendo la presente película, para que la veas con tu pareja y hasta con tus hijos, de corazón deseo que nunca estés en una situación como los protagonistas, en el improbable caso, es importante –como dicen en la película- te tomes un tiempo y recapacites sobre lo verdaderamente importante en tu vida, seguramente, la mayoría de ustedes no tienen problemas con su pareja, si ese es tu caso, te felicito, aun así es una película que vale la pena ver.

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