Me decían, a propósito de mi cumple años, ¿qué cuantos años tenía? “Parece -les dije- que tengo 50 bien vividos o 40 bien conservados, aunque me siento de 20 y soy tan impúdico como cuando tenía 15”. Pues el comentario no despertó más que unas muecas que afirmaban que lo mío, lo mío no es la comedia.
Al final del soliloquio, me quede pensando, ¿qué tanto ha pasado, en estas décadas? (no es comercial de televisa); Con esa objetividad que tiene cualquier editorialista de un periódico izquierdoso, concluí que no había hecho gran cosa, más aún si lo comparamos con los próceres que por estos días están de moda y que hasta en las papitas y los refrescos los exhiben: hazte valiente como Hidalgo o Morelos y trágate una “papas chanchito”.
Lo indudablemente, es que este humilde servidor, al igual que otros tantos de mis amigos y amigas (hasta parezco político), que “esconden la panza bajo el saco”, tengo edad suficiente para que me escriban una canción, un corrido, un verso o ya cuando menos me dediquen una compilación musical –aunque se en MP3-.
Seamos honestos un adolescente o un (a) joven, ¿qué tienen en su vida para ensalzar o presumir?, nada o casi nada: algún logro sobresaliente en la escuela o en los deportes; haber sido novio (a) de la mas guapa (o) del salón o de la escuela, y; excepcionalmente, algo heroico, encomiable.- como caminar por las calles de Bagdad o de “la Chaveña en Cd. Juárez” a las 8:00 PM, después de visitar a los amigos para un juego de “Halo revengen of the fallen”.
En cambio, los que conocimos los 8 track´s, los LP´s, los casetes y a “los menudos” (sin tendencias sexuales definidas), esos que somos los “nietos de la revolución”, nosotros, pues, hemos ya pasado por una y mil batallas y hemos obtenido logros preeminentes, nosotros los de la calvicie prematura y los hilos de plata precoses, tenemos repertorio suficiente para escribir una sublime canción, que hable de todo lo bueno y lo mejor que hemos hecho en nuestra vida, podemos hacer una apología de los descubrimientos y las mejoras alcanzadas, en harás del beneficio colectivo, desde luego sería necesario hacer una alegoría, para destacar que gracias a nuestra presencia en este mundo, la humanidad es mejor (bueno, cuando menos más bonita), no quedaría demás hacer una puntual anotación, que éramos, somos y seremos, unos maravillosos hijos (as), excelentes estudiantes y en consecuencia excelsos profesionales, envidiables amantes, buenos padres, estupendos maridos (me ahorro el comentario de las maridas), en fin que somos, sin ser argentinos, el prototipo de la perfección y la humildad.
- Este párrafo, me lo dicta la parte amargosa de mi conciencia, la canción que propongo escribir, deberá de hablar de los amores y desamores, de los momentos de sufrimiento y angustia que hicimos pasar y los que pasamos (y pasaremos), será necesario cantar las desventuras, los tropiezos y las caídas, y todas esas cosas que dicen los que saben se llama “experiencia”, que han contribuidos a hacernos personas de mundo y sabiduría.
Con todo lo acumulado en el paso por esta vida, ¿a poco no tenemos material para escribir una buena canción?, Yo, voy a empezar a escribir la mía, seguramente será editada por gobernación, la iglesia o por mi moral, al final estoy seguro, que con una canción no terminaría de decir y expresar como soy, por lo que tendré que escribir muchas canciones mas.
Y hasta parece de broma, que me encuentro a un amigo, que pone pequeñas frases en su Facebook, le pregunto: ¿quién las había escrito? Y con voz de intelectual de café de Coyoacán, me dice Yo -no succiones, están rete chafas, parecen versos de defensa trasera de camión lechería-Cuautitlán- pues se ofendió; y vaya esta prosa para resarcir los daños y se regodee con las burlas a mi salud.
Apropósito de corridos, los narco corridos, ¿serán verdad o son verdades a medias? Yo creo que es puro cuento y como el que paga manda, pos le pongo lo que el patrón diga, como ese que dice que las “mujeres lo persigue y lo admiran”, si como no, si el pobre parece chango de la selva chiapaneca, con camisa mossino.- PROPUESTA.- para acabar con la violencia, la delincuencia y la guerra contra el narcotráfico, una Ley de ARMISTICIO, entre el gobierno y los narcotraficantes, que éstos depongan las armas y se entreguen a la justicia mexicana (que tiene mas hoyos que un portero de la selección de Trinidad y Tobago), a cambio de vivir en paz, pagar su deuda a la sociedad, conservar ciertos bienes o dineros mal habidos, no ser extraditados con los gringos y no morir huyendo de la marina o del ejercito, que quien ande mal, declare y se entregue, desde mi punto de vista, es un signo de fortaleza y deseo de acabar con el conflicto, pero como no es momento de hablar de esas cosas, mejor que ahí quede.
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